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TÍTULO: Los Cedros Hotel

AUTOR: Mariano Álvarez

EDITORIAL: Independiente

FORMATO: Tapa blanda

DIMENSIONES: 14 x 21 cm / 60 pág

IDIOMA: Español


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El Cedro es un árbol característico de algunas zonas de Medio Oriente y África. No tiene nada que ver con Buenos Aires, no es nativo ni se lo ve a menudo, aunque posiblemente haya alguno que otro plantado por ahí. Sin embargo, es el nombre de un hotel en Balvanera, a la vuelta de donde viví durante cuatro años. Hotel de pasajeros, como se les dice a ese y a tantos otros que abundan en la zona. Con una renovación constante, estos hoteles albergan soñadores, uno tras otro. Pasajeros que cambian al ritmo impélido del barrio. Que están en los hoteles pero también en las calles y edificios, en los locales y en los vehículos. Soñadores diurnos, soñadores nocturnos. 


El sueño puede entenderse como algo concreto o abstracto. Es una necesidad física y a veces apenas una posibilidad. Aparece en forma de promesa o de ilusión durante el día y luego, al llegar la noche, se confunde con el cansancio y la vigilia. Se escurre entre el movimiento de la ciudad y sus momentos de reposo. En lugares repletos de gente o en espacios vacíos. Es una larga espera sin que nadie llegue y también un intercambio expeditivo, un gesto con la mano. Son las sombras cambiantes de un mismo 

espacio durante un día entero. Es una luz de tubo fluorescente que encandila y se funde con la luz del sol. Un cigarrillo que se consume en la parada de colectivo. Es plaza Miserere, corazón de todo el ajetreo del barrio, siempre activa, en un ir y venir constante.


Los Cedros están por todas partes. Sólo hace falta frenar un poco para que aparezcan.

Mariano Alvarez - Los Cedros Hotel

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TÍTULO: Los Cedros Hotel

AUTOR: Mariano Álvarez

EDITORIAL: Independiente

FORMATO: Tapa blanda

DIMENSIONES: 14 x 21 cm / 60 pág

IDIOMA: Español


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El Cedro es un árbol característico de algunas zonas de Medio Oriente y África. No tiene nada que ver con Buenos Aires, no es nativo ni se lo ve a menudo, aunque posiblemente haya alguno que otro plantado por ahí. Sin embargo, es el nombre de un hotel en Balvanera, a la vuelta de donde viví durante cuatro años. Hotel de pasajeros, como se les dice a ese y a tantos otros que abundan en la zona. Con una renovación constante, estos hoteles albergan soñadores, uno tras otro. Pasajeros que cambian al ritmo impélido del barrio. Que están en los hoteles pero también en las calles y edificios, en los locales y en los vehículos. Soñadores diurnos, soñadores nocturnos. 


El sueño puede entenderse como algo concreto o abstracto. Es una necesidad física y a veces apenas una posibilidad. Aparece en forma de promesa o de ilusión durante el día y luego, al llegar la noche, se confunde con el cansancio y la vigilia. Se escurre entre el movimiento de la ciudad y sus momentos de reposo. En lugares repletos de gente o en espacios vacíos. Es una larga espera sin que nadie llegue y también un intercambio expeditivo, un gesto con la mano. Son las sombras cambiantes de un mismo 

espacio durante un día entero. Es una luz de tubo fluorescente que encandila y se funde con la luz del sol. Un cigarrillo que se consume en la parada de colectivo. Es plaza Miserere, corazón de todo el ajetreo del barrio, siempre activa, en un ir y venir constante.


Los Cedros están por todas partes. Sólo hace falta frenar un poco para que aparezcan.

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